Parte 7
Homenaje 2: "La psiquiatra"
Ya habían pasado un par de días desde
que Lau había contestado mal a Pablo. Todavía no se animaba a hablarle. Un
pequeño drama al que se le sumaba la separación con Daniel, El Ex y al episodio
de la Suiza. Todo iba de mal en peor, hasta que un día en la casa de Pau se
cruzó con Pedro, el hermano de Pau, quien le dijo:
-¿Qué te pasa Lau?
A partir de esa pregunta fueron dos
horas de desahogo en las que Pedro se enteró de todo. Le contó todo desde que
se conoció con Daniel, El Ex, hasta que hacía unos días se había enterado que
tanto Daniel, El Ex, como Pablo la habían cambiado por otra.
-Y eso es todo, ahora hablá vos -
Lau estaba agitada, había contado todo muy deprisa y casi sin respirar, pero
Pedro no le decía nada y eso la desesperaba. - ¿Qué estuviste escribiendo?
– si aunque parezca mentira Pedro había estado tomando notas, en apariencia.
- Para mí tenes que hablar con Machi
- luego de eso le mostró la hoja, era un dibujo muy mal hecho de ella en un
raro formato parecido a bob esponja y golpeada por algo que se parecía a una
estrella de mar... tan raro que Lau temió preguntar.
Más tarde Paula le explicó que
Marisa era la psiquiatra que asistía a Pedro desde los 5 años. A pesar de las
advertencias de Pau, Lau creyó que podía ser la solución.
Y acá estaba, en el estudio de “Machi”.
Un estudio lleno de muebles de mimbre y una radio vieja que
sintonizaba "Radio Continental".
-¿Entendes Machi?
-Marisa - la psiquiatra se cansaba
de correjirla, pero Lau no parecía escucharla, todavía estaba en la etapa de
desahogo.
-No puedo retener a los hombres en
mi vida y todos se van con otras.
-Sí, te entiendo, pongámonos a
pensar en esta situación - toma un trago de su "jugo de manzana"
- ¿Cómo es tu relación con tu mamá?
-Normal.
-Bueno... indudablemente ella tiene
la culpa - toma otro trago y lanza un provechito con el que Lau creyó que iba a
devolver el almuerzo, pero Machi se recompuso - Pero quedate tranquila… a mi me
pasó lo mismo, la relación con mi madre me marcó el resto de mi vida con los
hombres, ella me dominaba y quería que hiciese lo que ella quería.
-Sí, la mía también. De chica me
obligó a hacer danza... creo - Lau no estaba muy convencida de lo que estaba
diciendo, pero con la seguridad y el tono hipnótico de la voz de Machi no se
pudo resistir a darle la razón.
-Tal cual, a mi también, y era muy
buena... hasta me llamaron del Colón, bailaba en las puntas como nadie, me
decían la ballerina, ¡Mira! - Machi intentó pararse para mostrarle y casi cae
desplomada, Lau se quiso levantar para ayudarla y casi cae por una pata
desvecijada - cuidado nena con la silla, entre Pedro y Cata me están
destrozando el lugar - Machi se deja caer sin mostrarle cómo era que bailaba...
por suerte.
-Sí, pero... ¿Usted está bien? Casi
se cae
-Nooo, para nada, estoy perfecta -
le da otro trago al jugo - y contame más... ¿La ralación con tu papá?
-Bien... mis papás están separados,
pero...
-Ohhh, a mi me pasó lo mismo - desde
que había empezado la sesión esta frase había sido repetida más de 10 veces…
raro - Mis papás se separaron y yo sufrí mucho, ¿sabes algo corazón?
-¿Qué?
-Lo que te sucede se
llama "relaciones dolosas agravadas por el vínculo" - Lau se
sorprende, las palabras le son conocidas pero no cree relacionarlas con la
psicología, le parecen más de la sección policial del diario - Y esto te lleva
a no poder tener hombres en tu vida.
-¿Y qué puedo hacer?
-Si bien a mi me pasó lo mismo,
prefiero contarte el caso de otra paciente - Lau cree que esto desobedece un
par de incisos del juramento hipocrático pero no se anima a contradecirla - se
llama Estefanía, es una chica de bien, bibliotecaria de profesión y con la cara
un poco hecha bosta - Lau no le dice que la conoce porque ahora quiere saber
todo - ella es un poco bicha, o sea, es buena, pero en el fondo tiene mucha
maldad, por lo que su pasatiempo favorito es salir con los maridos de sus
amigas…tarde o temprano sus amistades se dan cuenta y entonces se pelean.
-Pero... ¿eso qué tiene que ver con
mi historia Machi?
-Pará nena, ya voy a llegar, si no
me dejas seguir no te puedo tratar... y me llamo Marisa, no es dificil - la
psiquiatra ve que su vaso está vacío, se agacha metiéndose debajo de su
escritorio para reaparecer con el vaso lleno y dando un par de tumbos - perdón,
no te convide, ¿querés?
-Nooo, gracias - cada vez que Machi
toma de ese vaso pone caras desagradables, por lo que Lau llega a la conclución
de que no debe ser muy rico lo que toma.
-Bueno, sigo... esta chica había
tenido relaciones complicadas con su familia, así como vos... y como
consecuencia sufrió de lo que denomino "relaciones tóxicas", algo
parecido a lo que me pasó a mí, solo que yo no era tan garca, pero no importa.
-Pero yo no hago esas cosas.
-Nooo, a vos te pasa al revés... en
vez de ser la bicha que caga a las amigas, sos la boluda a la que cagan.
-Tenes razón - Lau se acongoja un
poco - ¿Y qué puedo hacer?
-Mirá... para la boludez no hay
cura, pero sos linda y joven así que no te queda otra que citarlo a hablar y
reconquistarlo.
-Pero... no va a dejar a la otra por
mí.
-Tenés razón, porque vas a seguir
siendo la cornuda – Machi se tomaba muy en serio lo que decía, y de tan en
serio q se lo tomaba Lau le estaba empezando a creer - entonces vamos a usar
una de las leyes más antiguas de la humanidad... la Lay del Talión, la de “ojo
por ojo, chauchas por chauchas”, una vez
que lo volviste a conquistar te buscas un amante, lo más obvio sería usar a ese
tal Daniel, El Ex, como novio oficial y usar al otro de amante, de esta forma
vos los podes dejar salir con otras con la tranquilidad de que como vos haces
lo mismo están en igualdad de condiciones, no hay reproches posibles, no hay
excusa para discutir y menos para "cortar" - usa las comillas, Machi
es de otra época, una época muy lejana según muestran las arrugas de su rostro
- ¿Entendés? Jajajaj
Machi empieza a reír de una manera
muy extraña, muy a lo bruja de película barata. A Laura le da miedo, empieza a
agarrar sus cosas, se dirige a la puerta. Machi se levanta a último momento y
camina entre tumbos hasta la puerta de entrada, intenta agarrar las llaves con
mucha dificultad y luego de varios intentos con el picaporte, le abre la puerta.
-Gracias Machi... voy a pensar en lo
que me dijiste.
-Me llamo Marisa pendeja boluda.
Esas fueron sus últimas palabras.
Marisa cayó rendida en el sillón de pacientes, la estruendosa caída le demostró
a Lau que la pata vencida que casi la hace caer no era culpa de Pedrito y
Catita y que el jugo que tomaba Machi durante la sesión estaba lejos de ser
saludable. Sin dudarlo dejó los $20 de la sesión y se fue lo más rápido que
pudo. Tendría que haberle
llamado una ambulancia, pensó.
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