Parte 8
The End
POR LA MAÑANA
Laura no
había dormido bien, estaba muy nerviosa por la cita que la aguardaba. Eran
recién las 6 am y ya estaba despierta pintando una mandala para aplacar los
nervios. 6:30 am llamó a su amiga. Lau sabía a la perfección la rutina de
Claudia y nunca se hubiese atrevido a molestarla antes de su ducha matinal.
-Todo
bien… ¿Pasó algo?- Paula atendió muy preocupada.
-No ami,
todo bien, estaba esperando que te duches- espera a que su amiga se recomponga
del susto – Hoy me encuentro con él.
-¿Con Daniel?
-¿Qué
Daniel?
-El Ex
-Noooo,
nada que ver, me encuentro con Pablo, no doy más de los nervios amiga, tengo
que contarte cómo fue todo, fue muy loco, yo le hablé, me animé y…
-¿Qué? Vos
estás enferma amiga, estás mal de la cabeza, totalmente desquiciada – La
interrumpió Clau – Mejor andá al baño, duchate tranquila, ponete mucho
tapaojera y cuando estés en el cole me llamás y me contás mejor.
Laura se
fue al baño. Cuando se miró al espejo se dio cuenta que su cara estaba mucho
peor de lo que se hubiese imaginado. No obstante a lo cual la mueca de sonrisa
seguía ahí, la felicidad no se había ido.
-Mamá, ¿me
subís el café con leche?
Al rato la
madre subió y vio que su hija estaba intentando salvar su estética y fue feliz.
De repente un día su hija salía de su depresión. Sin consultar se puso a
calentar la cera, planchar ropa, enchufar la planchita y desplegar el set de
maquillaje completo. Laura salió del baño y lejos de enojarse agradeció a su
madre asintiendo con la cabeza.
Pablo se
levantó media hora tarde. También estaba nervioso y un poco escandalizado por
la cita con Claudia (no olvidemos que para él seguía siendo “Claudia”, fan de
boca y medio obscena para vestirse).
Bajó rápidamente
a la cocina y su madre le había dejado café preparado, pero como se había
dormido unos minutos ya estaba helado. Igual no se dio el gusto de
desperdiciarlo y lo tomó a lo tequilazo sacudiendo la cabeza del asco.
Ya
cambiado y con el bolso armado se preparó para salir de la casa. Cerró la
puerta y… se dio cuenta que dejó las llaves adentro. Hizo dos pasos y… una
baldosa le empapó las bocamangas. Respiró hondo y sin perder la calma ni la
sonrisa siguió caminando rumbo a la parada.
7 am suena
el despertador. 7:15 am sale de la ducha, se lava los dientes y baja a la cocina.
7:20 toma su café con leche y come dos tostadas con mermelada de frutilla. 7:30
am vuelve a la pieza y empieza el ritual: crema para la cara, cera para el
pelo, un poco de planchita para el flequillo, empareja el afeitado, talco,
perfume, depilación de ceja, perfume, colgate plax, medias, pantalón, camisa,
perfume, saquito, perfume, peine, cinto, zapatos, perfume y listo.
Agarra sus
llaves y deja escrito en un papel que llegaría tarde a la noche porque se
encontraría a cenar con Dimitra.
Media hora
después entra al local, un poco más de perfume, desodorante bucal y recibe a la
primera clienta. Así Daniel, El Ex, afronta su día, con la sensación de que esa
noche, todo podía cambiar.
POR LA TARDE
-Ya son ocho treinta amiga, dale que no
llegamos.
Desde que
habían salido del trabajo Lau había pasado por la peluquería y la manicura,
ahora estaban en el baño con los “últimos detalles”.
-Ya está,
¿Cómo estoy?
-Hermosa,
definitivamente mejor que antes
-¿En qué
vamos?
-Caminando,
estamos a tres cuadras.
-Pero… ¿Y
si transpiro? Viste que a mi se me dibuja la aureola enseguida.
-Tranquila,
ya pensé en eso y traje otra remera por las dudas – Pau le guiña el ojo y la
convence para que empiecen a caminar.
Salen del
baño demasiado emperifolladas. Caminaron y a la primer cuadra admitieron que
exageraron con los tacos. A la segunda cuadra asumieron que el escote y la mini
era too much para un martes a las 9 de la noche. A la tercer cuadra se dieron
cuenta que se habían pasado. Retrocedieron y llegaron a “Galería Centro”, una
especie de centro comercial medio plaza donde abundaban los after office y
gente de mediana edad.
Daniel, El
Ex, cerró el local más tarde de lo planeado, su jefa le había pedido que haga
unas horas extras, ya que era el primer martes del mes y las tarjetas daban
muchos descuentos. Directo del local se dirigió a “Galería Centro”, una especie
de centro comercial medio plaza donde abundaban los after office y gente de
mediana edad.
Para Pablo
la tarde había sido más bien tranquila. Salió de la oficina temprano y pasó por
lo de un amigo para alardear de su futura cita. Luego de una breve charla se
encomendaron a la versión de X-Box del Winning Eleven. El tiempo fluyó, la
madre les llevó una rica merienda y los nenes se quedaron jugando varias horas
sin parar.
-¡A comer!
– gritó la madre desde la cocina.
-¡Mierda!
– Dijo Pablo.
-Bueh, no
tengo a Maru Botana de madre pero tampoco como mierda – le contestó su amigo
-No, no,
es que son las nueves menos cinco, llego tarde, chau, me fui, pedile perdón a
tu vieja.
Corrió a
la parada y encontró al 133 esperándolo. Con suerte llegaría en menos de 20
minutos a la “Galería Centro”, una especie de centro comercial medio plaza
donde abundaban los after office y gente de mediana edad.
-Bueno, ya
estamos, ¿Dónde lo encontramos? – preguntó Paula.
-Ay, nosé,
nunca aclaramos eso.
-Amiga,
son unos navoletis.
-Igual
todavía son menos diez.
-¡Nooooo!
– dijo Paula anonada.
-Sí tonta,
mirá el reloj – Lau le muestra el reloj.
-No, no,
no te la puedo creer – Pau estaba en estado de crisis total
-¿Qué es
tan sorpresivo nena? No es la primera vez que llegamos temprano a una cita.
-¿Qué
vamos a hacer ahora?
-Ay nena,
qué exagerada… no es para tanto, vamos a ver un poco de ropa, diez minutos se
pasan de toque.
Paula le
agarra el brazo y la hace caminar unos pasos a la rastra hasta llegar a la
fuente, el lugar más concurrido de la galería.
-No, no
vayamos a la fuente está llena de gente - dice Lau.
-No,
callate, mirá – Pau le mueve violentamente la cabeza para que mire.
-Bueno
nena, pará
-Pará vos
y mirá
-¿Pero
qué…
-Está
Daniel
Pau
acababa de pegar un grito demasiado fuerte llamando la atención de todos cuanto
las rodeaban, incluyendo a él, Daniel, El Ex. Cruzaron sus miradas un instante
y las chicas llenas de pudor se escondieron detrás de un chorro de agua. Daniel
las reconoció y se acercó dando la vuelta a la fuente
-Corré, yo
te cubro – Le dijo Pau a Lau que salió corriendo presa del pánico.
-Pau, ¿qué
haces acá? – Le preguntó Daniel, El Ex, siempre seductor y de buena prestancia.
-Danieeeeeeel
– Pau responde con exagerada simpatía.
- Qué
casualidad, ¿qué haces sola por acá? ¿Esperando a alguien?
-Sí – Ríe
para esconder los nervios – Y justo te ví y te llamé – vuelve a reír – para
saludarte, hace tanto que no nos vemos ¿De cacería?
-Bueno,
puede ser, ¿vos? ¿De cacería? – dice Daniel, imitándola
-Ay,
siempre tan desubicado, yo estaba acá acompañando a… - enseguida se dio cuenta
que casi deschava a su amiga y se vuelve a poner nerviosa, le sudan las manos –
una amiga.
-¿A Lau?
-¿Quién? –
Paula vuelve a gritar y llamar la atención, estar nerviosa no era algo que se
le diera bien – Ni que fuera mi única amiga – imita risas.
-Casi
-Ah, pero
estás hecho un cómico de la hostia ¿Con cuál de la lista te vas a ver hoy? ¿La
rubia, la tetona, la morocho, la flaca?
-Nooo,
nada que ver, tampoco para que me digas así, ni que me haya vuelto un gato
desde…
-Desde que
dejaste a Laura – Paula lo interrumpe increpándolo.
-Yo no
dejé a nadie, ustedes nunca quisieron escuchar nada de lo que tenía para
decirles.
-Entonces
explicate – le exigió Paula
Daniel, El
Ex, ve que se acerca una cabellera rubia con rostro ario y vestido sutilmente
sexy. Al principio se deslumbró, pero enseguida se dio cuenta de que estaba en
problemas, Paula no podía saber de Dimitra, Dimitra no podía conocer a Paula.
Sin dudarlo agarró a Paula del brazo y la empujó entre medio de la gente.
-Caminá, yo
te voy a explicar todo, vos seguime y no hagas contacto visual con nadie, ¿Ok?
Pablo
sabía que llegaba tarde y que Laura era una obsesiva de la puntualidad. Ya
habían hablado sobre el asunto, y ella le había llegado a decir: “Yo en la
primer cita no espero más de diez minutos”. Y hoy, en la primera cita, Pablo
estaba llegando 20 minutos tarde.
Empezó a
cogotear a diestra y siniestra. No la encontraba por ningún lado. Ni en los
bares, ni en la fuente, ni en los canteros, ni en la puerta del baño. De
repente una loca desbocada se lo chocó de frente y lo saludó. Lo arrastró de la
mano entre la muchedumbre. No paraba de hablar y taparse la cara con la mano o
el pelo, por algún motivo Pablo no se animaba a soltarle la mano.
Primero
pensó que lo estaban secuestrando, después q iba a ser víctima de un acoso.
Incluso llegó a pensar que era una borracha desquiciada. Ya tenía marcado el
911 cuando:
-Vos…
¿Cómo andas? – le dijo la desconocida que resultó que Claudia.
-¿Clau?
-Mmm, no –
Dijo Lau confundida - ¿Pablo?
-Sí… ¿Vos?
– Pablo quedó aún más confundido, hubiese jurado que era Claudia, no porque se
pareciera a las fotos del Facebook, sino por su forma de hablar.
-Yo soy
Lau – ella muy segura de lo que decía.
-Perdón,
es que estoy esperando a alguien y te confundí, si no te jode me voy yendo.
Y fue con
esa frase que Lau cayó en la cuenta que para Pablo su nombre no era Laura sino
Claudia, como en su cuenta trucha de Facebook, detalle que nunca se había
animado a develarle.
-Sí…
Pablis – rió falsamente – te estaba haciendo un chiste.
-No pensé
que eras tan buena para los chistes – dijo Pablo entre risas.
-Sí,
bueno… nada… bien… acá… viendo vidrieras… llegaste temprano – Laura apenas
sabía lo que decía, entre la ansiedad de la primera cita y Daniel, El Ex,
revoloteando por ahí sus nervios estaban de punta.
-Pero… son
casi y media – dijo Pablo recalcando su propio error.
-Sí,
bueno, casi, pero no son y media – dijo Lau confundiendo aún más a Pablo.
-Bueno,
sí, siempre intento ser puntual, es una de las cosas más importantes, ¿no? – le
dijo Pablo aprovechándo la confusión de Laura para quedar como un caballero.
-Estaba
viendo esas heladeras, están divinas – dijo Laura para cambiar el tema - ¿Nos
acercamos a verlas?
El plan
era estar en un lugar seguro donde Daniel, El Ex, y su amiga Paula nunca se
atrevieran a ir, podría decirse que ese era el único negocio del mundo al que
ellos nunca entrarían.
-Hola, ¿Cómo
andan los afortunados? – dijo un vendedor de fràvega
-¿Afortunados?
– dijo Lau sorprendida – nooo, todavía no…
-¿Todavía
no se casaron? Si quieren les puedo contar todos los beneficios de hacer la
lista de casamiento en Fravega – dijo el vendedor imitando la voz y el cántico
del señor de la publicidad.
-No, está
bien, gracias – Pablo intercedió para que Laura no lo insulte – ella solo
quiere ver unos electrodomésticos, cualquier cosa te llamamos, gracias igual.
-Odio a
los vendedores – dijo Laura por lo bajo y se fueron a ver las heladeras – No es
hermosa esta.
-Eso es un
freezer Clau.
-Bueno, es
lo mismo… parecido al menos – ambos rieron y se quedaron recorriendo Fravega y
hablando de nada en particular, muy de primera cita.
-Y eso fue
todo… no fue tanto como ustedes creían – concluyó Daniel, El Ex, quien le había
contado toda la historia a Paula en pocos minutos.
-¿Vos me
querés decir que fue toda una equivocación? ¿Qué ese test era para tu prima y
“eso fue todo”? Te aviso que todavía hay muchas cosas que no quedan claras – le
increpó Paula que no podía imaginárse cómo una relación tan fuerte se hubiese
podido terminar por un episodio tan sonso.
-¿Qué
cosas no quedan claras?
-Primer
punto… ¿Cómo me explicas que la farmacéutica haya declarado que vos le hablaste
de tu novia y de los nervios que tenían? – le preguntó Paula haciendo hincapié
en la última palabra.
-¿Hablaron
con la farmacéutica?
-Y mucho
mas que eso Daniel, contestá.
-Bueno, no
sé, creo que yo nunca dije eso, capaz la mina se confundió con otro cliente que
sí le dijo eso, convengamos que a esa farmacia van muchas personas – Paula puso
cara de pocos amigos – ehh… igual ponele que lo haya dicho, seguro fue producto
de los nervios, no es normal comprar un evatest, es como cuando una hermana
mayor manda al menor a comprar toallitas higiénicas, seguro que lo habrás hecho
con el pobre de Pedrito vos.
-Eso te lo
acepto, me acuerdo del pobre Pedrito preguntando por toallita hípicas,
pobrecito, nunca entendió el nombre – Paula se acuerda de su hermano y se
enternece, igual le quedaban muchas preguntas para Daniel, El Ex – ¿y cómo
explicas los gastos en flores con la tarjeta?
-¿Me chusmearon el home banking?
-Y mucho
mas que eso Daniel, contestá.
-Eran
flores para mi prima, ya te conté, ella se hizo un test por semana hasta el
tercer mes yo era el único que sabía y le llevaba flores para que le sea leve.
-¿Y el
novio de ella? ¿Por qué nunca lo supo?
-¿Hablaron
con el novio de mi prima? Eso ya es too much.
-Y mucho
mas que eso Daniel, contestá.
-Okey, el
novio de mi prima no lo supo hasta el tercer mes, cuando mi prima se lo contó
el chavón agarró sus cosas y se fue con sus padres al sur – por detrás de Paula
Daniel, El Ex, vio acercarse una cabellera rubia, ¡Peligro! - ¡Vení!
Daniel la
agarró a Paula y la arrastró atrás de una columna cubriéndose bien las
espaldas. Cuando creyó estar a salvo la vio a Dimitra saliendo por la puerta de
atrás de un negocio. Volvió a arrastrar a Paula y la hizo entrar a un bar donde
la gente estaba muy apretada.
-Bueno,
suficiente con la escala de violencia, ¿Qué pasa?
-Perdona,
es que…
-Te estás
escondiendo de Dimitra, ¿verdad?
-¿También
saben lo de Dimitra? ¡Por Dios!
-Y mucho
mas que eso Daniel, contestá.
-Okey, sí,
me escondo de ella, es que quería que hablemos, pero justo hoy me iba a encontrar
con ella.
-¡Qué
lindo vestido que trajo la yegua!
-¿Cómo
sabes?
-Porque lo
estoy viendo
-¿Dónde? –
Daniel, El Ex, empezó a entrar en pánico, Paula era capaz de cualquier cosa con
tal de destruirlo y verlo sufrir.
-Viniendo
justo para acá, te das vuelta y te ve – obviamente que era mentira, pero Paula
haría cualquier cosa con tal de ver sufrir a Daniel, El Ex.
-Escondeme,
por favor te lo pido – le suplicó Daniel
-Okey,
seguime y no mires para atrás.
Paula lo
sacó por la otra puerta del bar y buscó un lugar estratégico para esconderse de
Dimitra, y de Laura y Pablo si era posible. De repente se cruzó un Fravega y
entró. Podría decirse que ese era el único negocio del mundo al que ellos nunca
entrarían.
Por un
lado Laura y Pablo viendo heladeras. Por otro lado Daniel y Paula escondiéndose
entre televisores. El encuentro era inminente, pero nadie se lo esperaba. Laura
y Paula creían tener el mejor plan para dejar a la otra tranquila.
-Cuidado
que pasa la rubia – dijo Paula y se agacharon
-Sí, me
encanta lo vintage, pero lo moderno también me va – le dijo Laura que remaba la
conversación como podía para disimular los nervios.
-Cuidado
con esa tele – Daniel le advirtió a Paula y la empujó para evitar un accidente,
pero lo hizo con demasiado fuerza y la tiro al piso de bruses.
-Entonces
podemos ir a la parte más tecno… a las teles por ejemplo – Dijo Pablo que ya se
estaba aburriendo de dar vueltas por un frávega.
-Son un
animal Daniel, ¡siempre violento! ¿Qué te pasa?
Paula se
levantó indignada limpiándose la tierra del piso. Daniel intentó disculparse
ayudándola a limpiar los pantalones. Paula corrió la cara refunfuñando y vio a
su amiga Laura. Daniel le siguió la mirada y vio a Pablo, con completo
desconocido. Laura vio a Daniel y su cara se paralizó en horror. Pablo vio a
Daniel y lo odió por alguna razón. Paula vio a Pablo y lo señaló. Daniel vio a
Laura, Laura vio a Daniel y al fin todo cambió.
-Ay, no,
cuidado… agachate – gritaron Paula y Laura al unísono, agachando a Daniel y
Pablo agresivamente.
Un
vendedor se acercó preocupado. Habían estado siguiendo a Paula y Daniel con
mucha intriga. Muchos de los vendedores habían hecho apuestas.
-¿Todo
bien chicos? ¿Pasó algo? – frente a la pregunta del vendedor Laura y Paula se
levantaron lentamente.
-Sí, todo
bien, gracias – dijo Paula
-¿Otra vez
vos? Chau, no pasa nada, no molestes – le dijo Laura al vendedor.
-No, creo
que no pasa nada, no se preocupe, gracias – le dijo Pablo.
-Vos no te
metas nene – le increpó Laura.
-¿Todavía
no hay decidido nada para la lista? – dijo el vendedor que se empecinaba en
quedarse.
-¿Lista?
¿Qué lista? – preguntó Paula.
-Lista de
casamiento, si ustedes precisan también puedo comentarles los beneficios de
hacerla en Frávega – insistió el vendedor a Paula y Daniel.
-Listo, ¡Te
vas! – le gritó Laura.
-Pará Clau
– la calmó Pablo
-¿Te
casas? – preguntó Daniel que recién se levantaba del piso.
-¿Clau? –
preguntó Paula confusa.
-¿Vos te
casas?
-No
-Seguro
que con esa rubia con la que me cagaste – le dijo Laura a los gritos.
-Yo no me
caso, vos te casas
-No
entiendo, ¿Quién es él Clau?
-Nadie
-Daniel
-¿Qué
Daniel?
-El Ex
-Él no es
ex
-Por qué
no me decís la verdad
-Quiero
más
-Tomatela
y no vuelvas
-Vos me
cagaste a mi
-Clau, no
grites más
-Pará –
gritó Paula por sobre todas las voces - ¿Quién es Clau?
Se hizo un
silencio no muy cómodo que digamos. El griterío había alborotado todo el local
haciendo que los clientes huyeras despavoridos. El vendedor seguía atento a la
discusión y por nada del mundo se iría.
-Pido
gancho, el que me toca es un chancho, ¿Qué está pasando acá Claudia? – Le
preguntó Pablo que era el que menos entendía la situación
-¿Por qué
te dice Claudia todo el tiempo Laura? – le preguntó directamente la amiga.
-Chicos,
primero que nada, nadie dijo Claudia en ningún momento – Laura se quería hacer
la relajada y desentendida - ¿Cómo andan?
-Ella es
Claudia, no es Laura – dijo Pablo, quien recibió las miradas de pena de Daniel
y Paula, él era el que estaba de más - ¿O sos Laura?
-Mira
flaco, todo bien, pero ¿no te das cuenta? – le dijo Daniel
-¿Me
cagaron, verdad? – preguntó Pablo
-Creo que
sí, yo que vos me voy – le dijo Daniel que de verdad lo sentía por él.
-Está
bien, creo que entendí un poco todo, Clau… Lau, o como mierda te llames, me voy
– dijo Pablo y se fue, entristecido y cabizbajo, lo habían tratado como a un
tonto y había sido una víctima de todo este escándalo.
-No, no digas
eso, yo te voy a explicar – intentó decirle Laura
-No hay
nada que explicar – Pablo se dio vuelta y se fue.
-Pau,
porfa – Laura le rogó con la mirada y su amiga salió atrás de Pablo para
intentar retenerlo.
-¿Algo
para decirme a mi? – le dijo Daniel, una vez que quedaron solos.
-Creo que
la que tiene que escuchar soy yo, ¿Te casas?
-Eso fue
un invento de este perejil – dijo Daniel señalando al vendedor.
-Eh,
amigo, ya está, te fuiste, ¿Qué haces aca? – Laura estaba totalmente enfurecida
con el vendedor pero era una chica educada.
-Es que
chicos… esto es un local – dijo el vendedor un poco apesadumbrado con la idea
de que los tenía que echar y perderse la pelea – me temo que les tengo que
pedir que se retiren.
-Todo
bien, no pasa nada – Daniel dio la vuelta a la góndola – vamos – y le ofreció
la mano
-Vos a mi
no me das la mano – Lau estaba entre temerosa y en estado de shock, volvía a
hablar con Daniel, El ex, luego de meses – puedo sola.
Una vez
fuera del local empezaron a hablar. Laura le contó que estaba bien y que estaba
intentando superar todo. Daniel intentó poco a poco contarle cómo había hecho
fuerzas para superar la depresión y que ahora intentaba reconstruir su vida,
pero que era muy difícil. Laura le preguntó por la rubia y Daniel no escatimó
crueldad al contarle que era una chica con la que estaba saliendo y venía
bastante en serio, aunque era una estudiante de intercambio y no sabía hasta
cuando iba a durar toda esa fantasía.
-Al menos
te ayudó a superarme
-Como a
vos te ayudó ese tal Pablo, ¿o no?
-Nada que
ver – Laura rió, toda esa situación le daba un poco de risa y los nervios no la
dejaban hablar bien – O un poco, pero no sé.
-Entonces
ella se llama Laura y ese pibe es un Ex que la tiene deprimida hace meses,
pero… ¿Por qué tan deprimida? ¿Sigue enamorada? – Preguntó Pablo que se estaba
enterando de boca de Paula.
-El chavón
le metió los cuernos y embarazó a otra
-Uh, eso
es muy jodido, ¿No te preocupa que ahora se estén matando?.
-Me
preocupa más tu llanto – Pablo había llorado un poco, pero no del dolor sino de
la vergüenza, laura lo había usado y luego expuesto, ya tenía más de 30 años,
no estaba para esos juegos de adolescentes.
-No pasa
nada, me da un poco de vergüenza todo esto, pero estoy bien, insito, ¿No te
preocupa tu amiga?
-Un poco,
¿Me acompañas a ver si están bien?
-Si me
contestas una pregunta
-Decime
-¿Qué pasó
con la piba que dejó embarazada el chavón?
Pablo y Paula
empezaron a hablar del asunto mientras iban en busca de los ex tortolitos para
separarlos si se estaban matando.
De repente
los vieron en la fuente hablando como dos personas civilizadas. Pero a pocos
metros de ellos Paula divisó una cabellera rubia y sus nervios volvieron a
paralizarla.
-Vos frená
a esa rubia como sea, yo me encargo de estos dos – le ordenó Paula.
-Bueno,
entonces estamos los dos bien… creo – le dijo Laura.
-Puede ser
– contestó Daniel.
-Chicos…
¿Todo bien? – preguntó Pau que recién llegaba a su lado.
-Sí, todo
bien
-Me
alegro, tengo una situación… nada grave – intentó calmarlos Paula.
-¿Qué? –
preguntó Daniel
-Dimi
-¿Dimi
qué? – Preguntó Laura que no entendía el codigo
-Vamos
para allá – Dijo Daniel que sí había entendido el codigo y quería evitar otra
crisis.
-Hey –
dijo Pablo un poco agitado, venía entrecorriendo para decirles algo – Ya está
-¿Ya está
qué? – Preguntó Laura que ya se ponía molesta
-Nada
Clau, me voy, todo bien, tu amiga es un amor y ya me explicó todo, me parece
que tienen que hablar, una confusión no puede tapar el amor
-¿Qué
confusión?
-El embarazo
de la prima – Dijo Pablo a pesar de todas las señas que le estaba haciendo
Paula para que se cayara
-¿Perdón?
– Gritó Lau
-No grites
Lau, yo te explico – dijo Daniel
-¿Perdón?
– se escuchó otro grito
-te dije
que no grites Lau.
-Ella no
grita, yo grito, ¿Qué haces aca? – de repente habló la rubia totalmente
indignada - ¿Quién es ella? Hace horas que te espero.
-¿Es ella?
– preguntó Laura indignada.
-Sí, no
sabía… perdón – se disculpó Daniel.
-Te vas a
cagar – y Laura se fue.
-Dimitra,
perdón, pero ella es mi ex y tengo que hablar con ella, yo se que no debes
entender nada y te pido mil disculpas, pero… tengo que hablar con ella – Dicho
esto Daniel recibió un cachetazo que iba a recordar el resto de su vida y la
rubia desapareció para nunca más volver – Laura vení.
Daniel fue
a correr a Laura dejando a Paula y Pablo a solas.
-Flaco, te
dije que la hicieras desaparecer.
-Y Laura
me dijo que era Claudia – Pablo dijo orgullosamente, esa había sido su pequeña
venganza para Laura, Paula un poco rió, su amiga se lo merecía.
Daniel la
agarró a Laura del brazo, le pidió disulpas con los ojos, estaba arrepentido y
avergonzado, la amaba y no entendía por qué estaba haciendo todo mal. Su mundo
se desmoronaba otra vez. Caminaba sobre lodo y se enterraba cada segundo más.
Dijo lo más sincero que se le ocurrió.
-Perdón,
yo no fui.
-¿Y quién
fue Daniel? – preguntó Laura que estaba llorando hacía rato.
-Fueron
las situaciones, el test de embarazo era para mi prima que está a punto de
parir, la rubia nunca me importó, solo la usé para…
-¿sexo?
-Puede
ser… ya no sé que más decirte – Daniel estaba realmente triste, Laura nunca lo
había visto así, se lo notaba realmente arrepentido.
-Decime
algo de verdad, una verdad después de tanto tiempo.
Daniel
pensó en todo lo que había pasado en los últimos meses. Había sentido que su
vida perdía sentido, que nada se iba a comparar con Laura, que lo único que
valía la pena se había ido. El sol ya no lo calentaba, el frío no lo lastimaba,
las lagrimas salían secas, su cara no tenía el mismo brillo, todo lo que hacía
era vacío, se había olvidado el sonido de su risa. Todo lo comparaba con ella,
todo hubiese sido bueno si estaba ella. Le hacía falta, había un hueco, algo no
encajaba, un olvido, un lapsus, una pausa, un espacio vacío. Y dijo lo único
que se le vino a la cabeza.
-Te
extraño.
Y se
fundieron en un beso de perdón. La tormenta dejó de acosarlos, volvieron a ser la Laura y el Daniel que
conocían. Mientras sucedía el beso recuperaban su brillo, su sonrisa… su vida.
-Siempre
tuvo que ser así – dijo Paula quien perdía una lágrima por el costado
izquierdo.
-No me
cabe ninguna duda – dijo Pablo que también se sensibilizó y disimuladamente se
secó una lágrima – Dejémoslo solos, ¿tomamos algo?
-Sería un
placer.
Y de
repente una cita que podría terminar en algo más, de repente un amor que se
recuperaba.
DE REPENTE
DANIEL DEJABA DE SER “EL EX”.
FIN